lunes, 24 de octubre de 2016

Un número de teléfono ante el acoso escolar ¿es suficiente?

El día 1 de noviembre comenzará a funcionar un número de teléfono para recoger las denuncias y las llamadas solicitando ayuda en casos de acoso escolar. El 900 018 018 servirá para encaminar, entendemos que de forma eficiente, todo lo referente al acoso escolar, siendo un instrumento de comunicación que conducirá a la investigación de los casos denunciados o de las llamadas que, sencillamente, den evidencia de una situación de acoso en las aulas, los centros educativos, y sus entornos reales y virtuales, caso del acoso a través de redes sociales o teléfonos móviles.

Se trata de un gran paso, ello sin duda alguna, y seguro que podrá servir a muchas chicas y chicos que se encuentran atemorizados, amenazados, agredidos, por situaciones de acoso y violencia en sus colegios.

Pero todo ello puede quedarse en una solución interpretada como sistémica, total, absoluta y definitiva, cuando en realidad, es una fórmula para comunicar, denunciar, pedir ayuda, algo aliado de los protocolos de actuación que los centros educativos tienen para los casos de violencia y acoso. Se corre el riesgo de que se genere una auténtica falacia al respecto, al poderse llegar a creer que con contar con un teléfono para estos casos, "el problema" del acoso escolar estará ya resuelto, que la salvaguarda ante el acoso escolar, ya se ha logrado. Total, si encontramos culpables, se resuelve el problema, ¿no?

La educación debe trascender al mero acto académico para poder cambiar los patrones sociales; hablamos de una educación que estimule el vínculo humano entre las personas que integran la sociedad, y ello es algo que está en pañales en el mejor de los casos. Sí, es bienvenido este nuevo servicio porque se hace necesario contar con sistemas de alerta y salvaguarda de derechos, por supuesto, no olvidemos que se trata de un sistema para solucionar una situación tan problemática, dañina y lesiva, como es la del acoso, en este caso, escolar.

Pero falta dar el gran paso; educar a la sociedad, y esto sólo se consigue propiciando que las personas alcancen una maduración suficiente, una racionalidad justa, una visión crítica, fraternal, sincera, igualitaria e inclusiva. Faltan opciones, recursos educativos. Muchos. Y la cuestión del acoso escolar no debería quedar sólo bajo el amparo de un sistema que se ponga en marcha cuando el acoso ya se ha iniciado o se ha perpetuado. Un aplauso para esta medida, pero mil ruegos más para que se diseñen las intervenciones educativas necesarias para que el acoso, la violencia, se debilite, se extinga, se erradique de una vez por todas. Es complicado, de acuerdo, pero no imposible.

Escuché una frase no hace mucho, en una serie de televisión (Downton Abbey, temporada 6, capítulo 4), y la verdad es que me llegó muy adentro; uno de los personajes decía a otro, que se encontraba en una clara situación de desamparo ante hechos delictivos pasados, algo así como que el mal triunfa porque las personas buenas no hacen nada para evitarlo.

La sociedad requiere que cada una de nosotras y nosotros saquemos lo mejor de cada una y uno, y lo compartamos, y lo pongamos al servicio del todo que constituye el más amplio concepto de sociedad, y sin duda alguna, la educación, el acompañamiento educativo, los procesos pedagógicos, tienen mucho camino aún por recorrer. Un camino incierto pero extremadamente necesario para que la sociedad, de la mano de las personas, cambie solidaria, inclusiva, y fraternalmente, y acabe con la tragedia del acoso, entre otras situaciones inhumanas.

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